“No molestar, jefe pensando” rezaba un cartel irónico en la puerta de algunos despachos. Hoy en día es más probable escuchar: “tengo mucho trabajo”, “voy estresado”, “no tengo ni un minuto”. ¿Pensar o Correr?, esta es la cuestión.
¿Qué concepción del managament predomina en su caso? ¿Ve cómo “difíciles” más de un día a la semana, más de una semana al mes, o más de dos meses al año? ¿Se siente culpable cuando le localizan en casa a las 10 de la mañana o a las 7 de la tarde? ¿Llega “con tiempo” a los actos a los que se propone ir? ¿Piensa que debería apuntarse a un gimnasio y no lo hace por “falta de tiempo”?
Si se ve retratado le urge pararse a pensar. No es lo mismo moverse que hacer cosas, cambiar que mejorar. Las funciones más propiamente directivas: diagnosticar el presente, definir el futuro, planear la acción, tener alternativas… no sintonizan con una actividad sin holguras, sin cuarteles de invierno, sin tiempo para “perder” con las personas. El buen directivo debe tener un ritmo pacífico. Dirigir no es correr, es sólo su etapa adolescente. Volvamos de nuevo a Aristóteles:
“El movimiento del hombre magnánimo parece lento, la voz profunda y el habla reposada, pues no se atropella quien no se interesa por las cosas pequeñas ni tiene tono agudo el que no considera importante nada. Y en cambio la agudeza de la voz y la precipitación se producen por estos motivos” (EN, 1125a).
Todavía pocos creen que sea esto lo mejor para su negocio –y para el negocio de ser ellos mismos. Y así no hay quien aplique políticas de conciliación a fondo. Mejorar la gestión del tiempo y de la agenda es cuestión de prioridades; de decidir qué cosas que me atolondraban dejan de ser prioritarias. Cinco consejos para meditar en esta periodo estival.
1. Dedicarse a una sola cosa. Este es el lema de una tribu senegalesa para cada día que comienza. Y es también la esencia de la meditación budista tan aclamada para el control emocional.
2. Dejar de hacer. Muchos directivos viven confundidos, y no entienden la diferencia del “you can do anything, but not everything”. Reuniones que no voy a asistir, mails que no voy a escribir, procedimientos a abandonar.
3. Hacer menos. El rendimiento de los recursos es marginalmente decreciente. Luchar por la excelencia aparta del punto óptimo de productividad. En mis cursos me gusta incitar a “trabajar lo peor posible”.¿Es necesario un cierre contable trimestral, o sería suficiente semestral?
4. Dirigir con holguras. Todo cable cortado a la medida quedará corto. Para disponer de recursos debemos disponer de tiempos de reserva (tanto mental como de agenda). Mantener en el calendario de hoy, espacio para trabajar la acción del mañana.
5. Formalizar lo importante: Lo urgente se come siempre a lo importante,mientras no demos a lo importante lugar en el ámbito de lo urgente. El largo plazo no existe, nunca lo alcanzas en el calendario. ¿Encajamos la dedicación a lo importante en nuestro día a día?. Tanto si definimos el plan estratégico, preparemos un discurso o revisamos la agenda, debemos dar espacio a lo importante.
Si tenemos la idea –como decimos todos- de que la clave de la empresa está en sus personas clave, deberemos bloquear espacios de agenda semanal para cuidar explícitamente de este activo.
No me resisto a acabar con Juan Ramon Jiménez: “Si vas de prisa / el tiempo volará ante ti, como una / mariposilla esquiva. / Si vas despacio,/ el tiempo irá detrás de ti,/ como un buey manso”. El líder será pacífico, o no será líder.
Estoy de acuerdo que la calma y el tiempo para la labor pensante es clave, especialmente para los que tenemos un IQ promedio y necesitamos machacar las cosas. Pero también es cierto que los grandes directivos tienen un IQ superior (o tienen tantos años de experiencia) que son capaces de pensar en mucho menos tiempo que el común de los mortales. Llegan a donde tienen que llegar sin tanta necesidad de hacer un «paréntesis» para pensar. Pensamiento y acción son prácticamente simultáneos.
Un ex-jefe mio brillante (hoy CEO de una multi-nacional importante en el ramo de la publicidad) me decía que había que dedicarle sólo 20 minutos a cada proyecto. Dedicarle más tiempo a las cosas era enrollarse, y menos no valía la pena. Aplicando esta regla uno podía manejar 24 proyectos al día (que no está nada mal!). Puedo decir que él lo aplicaba con bastante éxito. Es ésto un líder pacífico? No estoy seguro. Es él un líder exitoso? Creo que sí. Podría ser todavía mejor? Creo que también es cierto.
Excelente comentario y estoy totalmente de acuerdo.
Sin embargo, la realidad es que parece valorarse más al empleado que se pasa el día»corriendo, estresado, trabajando más horas, quejándose de su falta de tiempo, de su exceso de trabajo…» Con independencia de la productividad, la calidad del trabajo y sobre todo: la mejora de procesos, la atención a las personas y la planificación a medio plazo (ya no hablamos a largo plazo).
Me decía una Directora Administrativa-Financiera de una gran multinacional: » siempre que llego a una oficina me fijo en el que siempre comenta que tiene mucho trabajo y se queda más horas…porque probablemente ése sea el menos productivo». Palabras con luz.
“El movimiento del hombre magnánimo parece lento…». Aristóteles supera todas las fronteras temporales.
Genial el artículo Gabriel, siempre que no se aproveche como excusa por los tibios.
Creo que son buenos aspectos para reflexionar este verano mientras invierto el tiempo en la actividad más importante de mi vida: hacer castillos de arena con mi hija
Buen viaje y disfruta en Mexico
Muchas gracias por vuestras ideas que comparto y elogios. Hago poco más que leer con más perspectiva de lo corriente.
Xepus: si una persona tiene un IQ muy alto (no está claro que los CEO superen la media) podrá, como dices, tener presente más cosas y decidir más. Pero siempre será mejor que lo haga todo con alma y con calma. Una de mis fuentes de inspiración es el emperador Marco Aurelio, que mantenía la calma en el Vértice de las mayores guerras.
Maria Isabel: Cierto. Hay que luchar contra la cultura de la prisa. Normalmente quién más corre y saca la lengua es el más tardón.
Federico: Aristóteles no tiene límite. Hace poco descubría que la teoría económica del dinero que se explica en todo el mundo era suya.
Pepelu: Los perezosos son peligrosos, pero no creo que abunden tanto como los acelerados. Y se les ve de lejos.
Enhorabuena por el post.
Absolutamente de acuerdo. Recomiendo como complemento leer mi articulo disponible en Google: TEMPUS FUGIT.
Yo he reducido significativamente el ritmo de mi vida.
Un abrazo,
Algunas condiciones necesarias para practicar el «Slow»:
– Ser dueño del tiempo, es decir, no tener llamadas de telefono que rompan la concentración o nos alteren el programa con urgencias.
– Tener un cliente (en el más amplio sentido de la palabra) que comprenda esta práctica, es decir, un cliente que no esté pidiendo cada vez más por lo mismo, que hace que tengamos que optimizar recursos manteniéndonos dentro de la ley.
– Que el entorno de trabajo, el entorno del entorno y el entorno del entorno del entorno, es decir, todo el mundo, esté alineado con esta filosofía de trabajo. Ah, y que no haya ningún egoísta que meta prisas !!
…
Probáblemente, los más felices y eficientes son los que pueden practicar esta filosofía, pero hace falta o estar muy alto o ser pagado para vivir así o ser un poco irresponsable.
Gabriel: Un abrazo con viento de Navarra
Excelentes reflexiones Gabriel. Se confunde la acción con la agresividad y la serena reflexión con la pasividad. Cualquiera que haya tenido la oportunidad de profundizar un poco en el ajedrez, aprenderá que es un deporte extremadamente agresivo. Nuestra mente es un puñal afilado, aunque no lo aparezca, y en mundo movido por las apariencias esa actitud relfexiva pseudo pasivo tiende a ser marginada.
La serena reflexión nos llevá a enfocar nuestros esfuerzos en aquello esencial. La gestión del tiempo aparente y superficial es la de la agenda apretada, al 100%, la gestión del tiempo profunda y serena es la del enfoque en aquello esencial en cada momento. Las mejores ideas se me ocurren cuando estoy corriendo por la montaña y dejo que la mente divague libre de ataduras. Después sí, has dellegar y ponerte a trabajar para hacer que funcionen.
Un abrazo:
Fernando
Realmente una muy buena reflexión sobre la gestión del tiempo. Me quedo con todos los comentarios.
Cuando la gestión no es por emoción primaria, especialmente temor, somos capaces de encontrar buenas soluciones no agresivas y una gestión óptima del tiempo.
Saludos
Josep
Tomando como recurso a 2 deportes «millonarios», podemos observar diferentes modelos. Simplificando, podemos decir que, nuestro Fernando Alonso -bi-campeón de F1-, reacciona y toma decisiones en carrera -en milésimas de segundo-, sobre un coche que conduce a más de 300 km/h. y sólo gana la carrera, si llega primero. El campeonato, sí se basa en la regularidad. Un jugador del Golf (Seve Ballesteros o Sergio García, según preferencias) se desplaza como máximo a 5 km/h. y su trabajo consiste más, en trazar estrategias y disponer de visones macro y micro, siempre esperando al compañero de juego -con el que en ocasiones conversa-, y confiando casi ciegamente en la experiencia y consejos de su caddy… y gana, el que consigue completar el campo, en menos golpes. Y aunque unos llegan, antes que otros al green, luego hay que estar acertado con el putt. Pero, para equilibrar el juego, muy sabiamente introdujeron el concepto del handicap, de cada jugador. Para ambos se necesita mucho entrenamiento, y repetición de hábitos, si uno quiere destacar en estos deportes de diferentes velocidades. Uno, más espectacular que el otro a primera vista, o según se mire. Palo, pelota y hoyo… tiene su enjundia. Y a conducir de verdad se aprende… yendo despacio. Un abrazo, Gabi!
Hola Gabriel,
una vez más entras en escena, como siempre a tu ritmo, pausado, tranquilo y silencioso.
Un mago llamado Gandalf, al verse recriminado porque llegaba tarde, contestó: «Los magos nunca llegamos tarde, llegamos cuando tenemos que llegar».
He aquí, en mi opinión, el sueño de todos los mortales, ser dueños del tiempo. Nunca llego tarde pues nadie espera que llegue pronto, simplemente llegaré cuando tenga que llegar.
El Slow es un concepto muy atractivo que desgraciadamente no todos podemos poner en práctica. El tipo de empresa, el puesto de trabajo, el equipo, el ambiente, en fin, un montón de cosas que unidas crean, como alguien ya ha citado, el entorno, influye en nuestra manera de trabajar, por lo tanto en nuestra manera de dirigir.
Creo que el tiempo no es el problema, el tiempo forma parte de la vida, pues aunque no lo midiéramos estaría ahí. Simpre habrán reuniones de primera y de última hora, siempre existirán los trimestres y los semestres, siempre nos encontraremos con el proyecto de última hora y con las prisas por cerrar el año.
La clave está en ¿cómo se encuentra uno mismo?, ¿cómo vives el tiempo?. Me explico con un ejemplo: en vacaciones nuestra meta es parar el tiempo, desde el primer día algunos (me incluyo) nos quitamos el reloj hasta el día que volvemos al trabajo. De esta forma pensamos que esquivamos el paso de las horas, que a partir de ese momento ya no hay prisas, nadie me espera, nada es urgente, y en cierta manera es verdad, pero no porque el tiempo deje de existir, si no porque empieza una etapa en la que mi mente se prepara para disfrutar haciendo las cosas que me gustan, con mi familia, con los amigos, etc…
¡Benditas prisas si son para llegar a tiempo al cine a ver la película que me gusta, bienvenido el madrugón para irme a pescar con mis hijos!. He aquí el gran reto, trasladar esta ilusión, este disfrutar a todos los ámbitos de nuestra vida. Pienso que todo directivo debe enfocar sus esfuerzos en trasmitir ilusión y confianza, en la medida en que la gente disfrute con lo que hace y tenga la confianza de su superior, el factor tiempo ya no es un problema. Me gusta lo que hago, por lo tanto lo hago bien, lo hago con lusión. Y como tengo la confianza de mi superior, no me preocupa nada, pues él sabe que voy a cumplir con mi trabajo.
Terminaré citando a San Agustín: «Si dices basta, estás perdido. Añade siempre, camina siempre, avanza siempre; no te pares en el camino, no retrocedas, no te desvíes. Se para el que no avanza; retrocede el que vuelve a pensar en el punto de salida, se desvía el que apostata. Es mejor el cojo que anda por el camino que el que corre fuera del camino. Examínate y no te contentes con lo que eres si quieres llegar a lo que no eres. Porque en el instante que te complazcas contigo mismo, te habrás parado».
Gabriel, te deseo un muy feliz verano.
Siempre en Cristo, un abrazo,
Javier
Niki Lauda, que tiene la cara hecha un cromo por sus accidentes, nos echaba en cara el victimismo, el pensar que la culpa es de las circunstancias: “si tu pareja te impide llevar la vida que quieres, abandónala”. Decimos que estamos forzados a vivir estresados, pero es sólo un mecanismo de defensa, como cuando dices que tienes faena para cortar una llamada comercial indeseable.
Antonio ha demostrado que se puede dejar de trabajar una tarde a la semana y nada se tambalea. Asier también vive ahora en su tierra, y no es poca cosa. Fernando hace tiempo que es ejemplo de poner el ritmo de trabajo al servicio de un proyecto personal más amplio. Javier, como se lee en su texto, vive con pasión en un único proyecto de dimensión transcendente. Joan B es un hombre tranquilo que muestra cómo esta es la base para descubrir buenas metáforas. A JosepM no le conozco todavía personalmente, pero su sintonía con el debate pone en evidencia ya un determinado talante.
A todos muchas gracias por vuestras aportaciones. Y que todo esto no decaiga.
Realment interesant! Sembla que la pressa és difícil en aquest mon global que ens hem muntat. Jo mateix estic ara escrivint des de Mèxic. Tota possibilitat de conexió és també d´anar més enllà dels propis límits. El mon és global, però les persones els costa més. Hem d´acceptar-ho o anirem sempre de bòlit.
Me temo que muchos utilizamos la excusa de que tenemos mucho trabajo para no pararnos a pensar. De esta forma no progresamos en nuestra carrera ni aportamos demasiado valor a nuestras empresas como directivos.
Estoy de acuerdo en que hay que mantenerse fieles a si mismo, si estas convencido que tu forma de gestionar funciona sigue adelante aunque el jefe que tengas en ese momento no lo aprecie o entienda.
Pingback: Liderazgo eficaz: 5 consejos para aplicar el Slow Management
Hola Gabriel, me encantó reencontrarte.
Descansa y disfruta en Méjico.
Comparto la necesidad de más slow en nuestras vidas.
Trato de imponérmela (cuidando la puntualidad, la gestión del tiempo, la duración de las reuniones, el respeto del tiempo de los otros…practicando yoga, practicando tiempo de calidad en la escucha activa,…) pero hay como una fuerza centrífuga terrible en la sociedad y en lo empresarial que te obligan a prestidigitadores esfuerzos.
Seguiré intentando practicar y predicar la filosofía slow. Lo contrario nos mata y nos empobrece a todos los niveles. Lo tengo claro como pocas cosas en la vida. Un fortísimo abrazo y hasta pronto.
Y como en oriente se predica, «menos es más».
Silvia
Gabriel,
En cuanto al tercer punto de los cinco mi opinión es la siguiente: conocer el punto donde por mucho que trabajemos más no vamos a mejorar el resultado. Siempre pongo el ejemplo del estudiante que saca notables; llega un momento que por más tiempo que dedique no va a sacar un excelente ya que su nivel es de notable. El objetivo y el mérito es conocer este punto
Saludos,
Juan
Me parece muy interesante estas reflexiones.
Al final, todos, directivos o no, tendremos un IQ promedio ( ojo, a partir de un cierto nivel no representa ninguna ventaja competitiva más), una inteligencia emocional (que tal vez sí sea ventaja competitiva) y muchas otras cosas.
Al final, si no tenemos tiempo para hacer «todo», es porque no estamos haciendo, como directivos, lo que nos corresponde, que es, parafraseando a Gabriel, diagnosticar el presente y preparar el futuro. El resto, las cosas que no son importantes, que son urgentes pero triviales, hay ue delegar y confiar en el equipo.
Lo que cuenta es la productividad a «largo plazo». Resolver los temas complicados en el momento y ritmo adecuados. La cultura todo a corto plazo está haciendo muchísimo daño. ¡Enhorabuena Gabriel!.
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Jo, Gabriel, la que has montado con esta entrada. Muy buena reflexión y mejor discusión posterior. Ánimo y a seguir iluminándonos. Un abrazo, Pablo
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Hola Gabriel, lo primero y como dicen los que llaman a la radio, felicidades por tu programa (por tu blog en este caso). Lo he descubierto hace muy poquito y me parece muy interesante, voy a añadirlo a mi lista de blogs favoritos. Hay un cuento de Jorge Bucay, El leñador tenaz, incluido en su libro Cuentos para pensar que ilustra lo que estás contando, si no lo has leído todavía te lo recomiendo. Trata de un leñador que se esforzaba cada día por talar el mayor número de árboles y a pesar de esforzarse cada vez más, el número de árboles que cortaba era cada vez menor y cada vez estaba más agotado, hasta que por fín fue a ver al capataz para comentarle lo que le pasaba. El capataz le preguntó que cuando había sido la última vez que había afilado el hacha y el leñador le contestó: Afilar? No he tenido tiempo para afilar, he estado demasiado ocupado talando árboles.
Pingback: 31 tips para trabajar desde donde sea y ser productivo
Thanks for one’s marvelous posting! I definitely enjoyed reading it, you will be a great author.I will be sure to bookmark your blog and may come back someday. I want to encourage you to definitely continue your great work, have a nice holiday weekend!
Boníssim Gabriel!!!
Felicitats, ets un solet!!
Precisament avui a la Vanguardia surt una Contra sobre el carl Honoré i la vida lenta. Endavant.
Gabriel, felicidades por la reflexión. Soy un poco pesimista en cuanto a la probabilidad de poderlo aplicar cuando la organización empuja y empuja y empuja a resultados inmediatos. Como jefe, creo que sí se puedo implementar el slow management como filosofia personal de trabajo y hacer el esfuerzo de permear esta cultura en mi equipo, pero esa capacidad tiene limites en función de la visión de la alta dirección. Por ejemplo, mandar un mail con instrucciones a realizar un sabado a media noche exigiendo respuesta inmediata, o resultados para el domingo es un fenomeno con el que he luchado muchas veces en la vida laboral. Poner limites como empleado muchas veces eleva los costos políticos en cuanto a carrera profesional se refiere. ¡Un abrazo!