Este sábado se murió el padre de mi mejor amigo, bastante de repente. Casi me pierdo el funeral, porque he estado más de una semana sin teléfono operativo. Pero finalmente el lunes pude desplazarme a Tarragona con el coche de otro amigo. Entrañable homilía, las nietas tocaron Bach en el violín y dijeron hermosas palabras. Todo acabó felizmente. Pero no pude hacer fotos. ¿Cuál es mi experiencia después de 10 días sin teléfono operativo? ¿Se puede vivir sin WhatsApp? ¿Viviríamos mejor o peor? ¿Qué ganamos y qué perdemos? Recomiendo hacer la prueba.
Lo primero que veo perdido, cuando he recuperado mi conexión a WhatsApp, son 89 conversaciones, unos 570 mensajes. ¿Pero, qué me he perdido realmente? ¿Cuántos de esos mensajes me interesan? Más del 90% corresponden a cuatro grupos, como el de mis compañeros de pantalón corto en el colegio, que se empeñan en recordarnos cada ciclo solar que todos pasamos a cumplir un año más. Últimamente también se felicitan los santos. 63 felicitados x 63 felicitadores x 2 = 7.938 mensajes año. ¿Comunicaciones perdidas o ganadas? ¿Cuántos mensajes podemos asumir en un día?
El sábado sin teléfono fui a visitar a Carlos al hospital, al número 64 del grupo. Se ha dado de baja del WhatsApp para que no le molestemos en su enfermedad. No pudimos hacernos selfies para compartir en el grupo. Ni le he podido enviar un audio de apoyo posterior a mi visita, como me gusta hacer. Nos dedicamos a caminar juntos por el pasillo con el caminador, contemplar las vistas, y ayudarlo a ingerir sus alimentos, algo que hace con dificultad. ¿Mejor o peor sin teléfono?
Y el domingo fui con unos amigos de excursión al Santuari de La Salut de Sabadell. Quedar fue más complicado de lo que estaba acostumbrado. En lugar de orientarme por el link de la ubicación, me vi obligado a quedar a una hora concreta en un sitio concreto. A la vieja usanza: teléfono fijo, correo electrónico, horarios de tren y mapa. Por increíble que parezca, conseguimos encontrarnos con recursos tan rudimentarios. De hecho, llegué el primero al punto de encuentro. Los demás llegaron significativamente más tarde, aunque habían enviado varios avisos de disculpa.
Durante las tres horas de caminata no echamos en falta el celular casi en ningún momento. Porque ya de vuelta en Sabadell, Lourdes echó en falta su smartphone, y tuvimos que desandar buena parte del camino, angustiados. Hasta que lo recuperamos, tras interceder a San Antonio de Padua. Otro recurso antiguo.
Además de descubrir que el teléfono fijo todavía existe, descubrí que el papel todavía existe. En la cabina del tren para Sabadell, era el único que leía un libro, mientras que los otros 7 viajeros consultaban su móvil con entusiasmo. También he recuperado los libros de poesía, de los que ahora me acompaño cuando voy a tirar la basura -antes iba escuchando audios con auriculares. He vuelto a escribir notas, en casa o en el trabajo. El papel existe. ¿Ganamos o perdemos?
¿Cómo puedo seguir la gestión del arreglo del móvil si no tengo uno? Con un teléfono fijo y activando la memoria. Casualmente, en el libro que leí en el tren, se explicaba una técnica Slow, con la que memoricé el número de la oficina de iReparo más cercana.
¡Qué pereza me da volver a la plena conectividad! He verificado que nos comunicamos con una actitud histérica. Me he ahorrado una batería de llamadas ansiosas, de esas de 10 en media hora, para decir que había embotellamiento, o comentar el estado de salud de su madre, con una enfermedad degenerativa de larga duración. Nos estresamos hasta para un funeral, cuando todo ya está perdido. Y nos estresamos hasta en una excursión dominguera, cuando no hay nada que perder.
Ahora parece que tengo más paz, sobre todo al empezar y acabar al día. Lo acabo leyendo o tocando la guitarra. Canto en el coche y en la ducha. He descubierto la radio. ¿No deberíamos preservar espacios de silencio digital en nuestro día a día, evitar que el ruido lo invada todo?
No quiero volver a estar como antes. Quiero controlar las RRSS, no que me controlen a mí. Ahora busco a las personas con las que me propongo hablar. Tengo relaciones más proactivas, menos reactivas, menos contactos, pero más pausados y profundos. He utilizado más el Zoom y no el WhatsApp.
Podría decirse que una vez superado el Síndrome de “lo mucho que me he perdido”, conocido como el FOMO (Fear Of Missing Out), he empezado a experimentar algo del JOMO (the Joy Of Missing Out). Como propugnábamos en una sesión de formación de la empresa BTS para empleados estres ados en REPSOL.
En la empresa, como en la familia, lo que de verdad importa sucede fuera de la pantalla. Mirándonos a la cara. Cuando levantamos el trasero del asiento y subimos las escaleras y entramos en el despacho de aquel colega con quién no nos entendemos. Estos días, he tenido que pasar vergüenza. Llamando a la puerta de la habitación de mi hijo para hacerle una corrección. No he podido refugiarme en la comunicación vía WhatsApp.
Omnia in bonum. Desconexión digital, todo un aprendizaje, que puede ayudarnos a plantear una vida más plena y pacífica. A conectar más con la gente, estando menos conectados. Una herramienta principal de mi propuesta del #Slow Management. Ideas como consultar de forma discontinua, definir tiempos de trabajo profundo (Deep), y tiempos más Shallow para navegar por la red; limitar las aplicaciones, los tiempos y el acceso.
En fin. He perdido todos mis contactos telefónicos y de WhatsApp. Si alguien considera que seguir conectado conmigo tiene algún valor, le ruego que me envie un simple mensaje diciendo quién es, a mi recuperado teléfono celular +34 667591243. Allí nos podemos seguir encontrando. Bon Nadal a tots.
Lectura exquisita!
Bon Nadal, amic Gabriel! 💫
Gabri…. 10 dies sense cel·lular!!!! 😱…. ets un valent!!!
… i respecte d’aixo de les felicitacions massives…. quina solucio els hi ofereixes?
Que cadascu es feliciti a ell mateix…. i digui que ja es dona per felicitat per tota la resta del grup…. i qui no hi estigui d’acord i no vulgui felicitar, que ho faci saber…. (una felicitacio negativa)
La resta de l’escrit, ho claves com sempre. Ja va sent hora que una empresa tecnológica comercialitzi un telefon que unica i exclusivament serveixi per telefonar…. vaya invent!!!! Ben prim i ben senzill i ben baratet…. a mi, ja me’n pots posar 2.
Una abraçada amic.
Lo titularía: “Una Navidad sin móvil”, mejor que: ¿Sobreviviríamos… ? Fiar tu vida a un “aparatejo”, es tan arriesgado como, invertir todo tu capital y vender tu casa… para invertir en “criptos”. El índice de suicidios en países nórdicos y en toda América (NCS) se ha disparado…
Yo sigo con mi nokia 6680 (de carga semanal) para llamadas, sms y otros, un IPhone 6 SE (de 2 cargas diarias), sin tarjeta telefónica como mini-tablet, que conecto a wifi y, un LG con datos si hiciera falta. Los 3 se sincronizan de contactos, SMS y Correos. Es un backup muy útil.
1. Llegó puntual a las citas.
2. Planifico mis desplazamientos previamente, sin es3, es4 ó es5.
3. Me comunico adecuadamente y con frecuencia moderada, evitando ruido o LCom (Low Com), ofreciendo QCom (Calidad de Comunicación).
4. La conexión “consciente” la mantengo aunque, me he dado de baja de facebook, no entro en Instagram, ni sigo ni tuiteo, sí lo consulto ocasionalmente. Equilibro WhatsApp, con Telegram i Signal. Hay “mudanzas”.
La tecnología, siempre debe estar a nuestro servicio, jamás a la inversa.
Nunca es tarde para gestionar adecuadamente las RRSS (¿lista de propos ‘23?)
Ley no escrita: “A mayor uso intensivo de tecnología, peor calidad de comunicación, mayor nivel de atrofia mental (con riesgo de adicción), mayor desconexión humana, generación exponencial de malentendidos, separaciones, divorcios, quiebras societarias y de confianza entre personas”.
La auténtica VR (Vida Real, en castellano) supera con creces, a todos los niveles, a la Realidad Virtual (VR , in english).
PS: Si repasses el post, hi trobaràs “gazapos”. Cal revisar (rellegir) abans de publicar! Bon ‘23.
Mucha razon tienes. La Vida Real tiene mucha más riqueza que la Virtual. Se pierden dimensiones. Me viene a la cabeza el debate en la iglesia católica durante el Covid, sobre si se podía impartir el sacramento de la penitencia en forma virtual. Se dijo que no. No entendí esa decision, pero cada dia me acerco más a entenderla.
La vida de familia ya no es lo mismo con los dispositivos electrónicos permanentemente activados.
me encanta Gabriel :).
He estado 5 días de retiro de quietud a principios de diciembre y me di cuenta del ruido mental que tengo en el día a día con tanta pantalla.
Muy a tono el artículo en este momento.
Vivimos la época de la humanidad de mayor riqueza material y progreso técnico. Razones para vivir tranquilamente tenemos más que nadie. Y curiosamente somos la época de la humanidad con mayor inquetud y zozobra. Perdidos estamos.
Querido Gabriel. Gracias por tu mensaje y artículo que comparto y practico desde hace muchos años. En fin de semana ni cojo el móvil. Lo hacen mi esposa y mis hijos. En tu artículo permíteme una observación. Las entidades bancarias han ganado a las personas y sin el móvil no puedes administrar ni disponer de tu cuenta. Feliz Año para ti y toda la familia.
Estrategias sabias para que la vida directa tenga más peso que la indirecta. Estas navidades conversábamos con mis hijas, que trabajan en el sistema sanitario catalán, que su actividad depende absolutamente de la informática. Si hay un apagón o un virus, no se puede atender a los paciente, ni la universidad seguir sus actividades docentes. Empiezo a pensar que el fin del mundo vendrá por aquí. Con los bancos, efectivamente, hemos perdido un grado de control de nuestro dinero. Como dice Quim Monzó: «Del tot indefensos davants els hostils imperis alienìgenes». Muchas gracias RAfa
Muy buena reflexión Gabri.
A veces también me pregunto porqué en los conciertos o partidos de fútbol mucha gente se lo pasa grabando con el móvil en vez de estar con todos los sentidos disfrutando del momento. ¿Alguien se mira estos videos después que se pueden encontrar bien hechos en muchos sitios?
Tras muchos esfuerzos conseguí reunir a mis hijos para ver una película, que habían escogido ellos. Pero tal fue mi sorpresa que enseguida que empezó, se pusieron todos a consultar en sus móviles otros temas. Realmente la pantalla se entromete, excesivamente, entre nuestro cuerpo y nuestras almas. ¿Cuántas veces se consultan los videos o las fotos? Dejamos nuestra vida en un dispositivo, que finalmente se estropea. Muchas gracias Quim por tu aporte.
feliz año! me encanta leer que no estoy solo en esta lucha diaria….y, como yo, hay muchisima gente que poco a poco se esta dando cuenta de lo que significa el mal uso de estas herramientas….
La ventaja de los que ya tenemos cierta edad, es que tenemos claro como era nuestra vida antes y después….que cada quien eliga y eduque coherentemente…..abrazo fuerte Gabriel!
Ahí está la cuestión. Nadie defiende la extincion de todas las redes sociales. Pero curiosamente, los mayores expertos y empresarios de esta informática mandan a sus hijos a colegios dónde el uso de los dispositivos mòviles no está permitido. Así aprender a leer antes de navegar. En mi casa el ínterés por la tertulia cara a cara está amenazada de muerte.
Molt interessant! Em fa pensar que la comunicació actual és com menjar patates Ruffles, addictiu i alimenta poc; en canvi, estar amb el teu amic és com menjar un «cocido», nutritiu i compromés. Els indis americans van patir l’impacte de l’alcool, i és com si nosaltres també ens haguéssim d’adaptar a aquesta nova intrusió de la tecnologia, ho aconseguirem?
Jorge, la imatge és molt gràfica. Pots estar mirant en una pantalla centenars d´hores de comèdia. Però l´impacte en la teva ànima és menor que una hora de tertúla pacífic a la sala d´estar de casa teva, mirant-nos als ulls. Jo les úniques anècdotes que de debò recordo son les que m´explicava el meu pare a les tertúlies de diumenge.
Te deseo un feliz final del tiempo navideño y un estupendo 2023. Siento disentir, ya que creo que que no siempre es cierto que «En la empresa, como en la familia, lo que de verdad importa sucede fuera de la pantalla»; tengo experiencia de hechos y situaciones importantes, vividos en primera persona, que nacieron en, y gracias a, las pantallas y a los dispositivos móviles. Lo virtual también es real y puede hacer, hace, mucho bien y mucho mal.
Tengo 41 sobrinos: 3 en Tarragona, 4 en Madrid, 12 en México, 15 en Chicago, 6 en Texas y una en Fenix (Arizona), que he visto por Facebook que ya tiene 2 hijos y que ahora se llama Cloguessy de apellido. Realidad Real y Pantallas se entremezclan en nuestras vidas. El tema es usarlas en la medida que nos enriquece, y dejarlas de usar en la medida que nos empobrece, que nos hace peores humanos. Que deteriora la calidad de nuestras relaciones. Gracias José Fernando.
Gran fita Gabriel! 10 dies sense mòbil!
És una gran eïna, però com sol passar amb tot en fem molt mal us.
És ben bé allò que es diu:
“ El mòbil acosta als que estan lluny i allunya als que estem a prop”
Quina expressió tan bona! Sembla que m´hagis vist per un foradet la sala d´estar de casa meva
Molt bon article!!!! Bravo!!!@✍️💪😃
Muy buen artículo Gabriel. Una vez más te felicito. Por supuesto que sobreviviriamos. Al menos eso pienso. La capacidad de adaptación del ser humano es muy grande. Casualmente, estas fiestas el móvil se rompió. Que paz, que tranquilidad, que profundo relax. De nuevo con teléfono y al ver toda la información recibida en estos días de desconexión, valoras la intoxicación a la que estamos sometidos constantemente. Filtrando todo lo recibido te das cuenta que solo un porcentaje mínimo es realmente importante. Se supone que la tecnología nos brindaría una vida más cómoda, facilidad en las gestiones y un largo etc, pero todo apunta a que nos está generando una mayor carga de trabajo extra, dependencia y adicciones. Creo que la clave está en aprovechar la corriente para navegar y no en dejarnos llevar por la corriente. Un abrazo Gabriel
Las redes sociales nos reclaman. No te lo pierdas. Efectivamente haber estado tanto tiempo sin movil te vuelve más escéptico sobre estos reclamos. Pero en realidad, todas las personas mínimamente interesantes, aquellas que aportan cosas que tú quisieras conocer y compartir, en primer lugar se han aislado de la superficialidad y el reclamo constante. Gracias Juan Carlos, seamos nosotros dueños de nuestra agenda, de nuestro tiempo, de nuestra alma…
Gabriel, el artículo muy bueno. De verdad que hay que recortar para ganar paz y calidad en nuestras comunicaciones. ¡me apunto a dejar el móvil por la noche!
En los antiguos monasterios se estudiaba qué era la buena vida y se imponía con normas. Desde el final de la cena, hasta el desayuno se creo el espacio de «Tiempo de la noche» o tiempo de silencio mayor de la noche. El otro día mi hija mayor, cara a los propósitos del nuevo año, me pidió si en casa podríamos aplicar esta costumbre.
Cheers!