Siempre me he considerado una persona tranquila, aunque mi mujer no está de acuerdo conmigo. La semana pasada acudí al médico de cabecera en visita rutinaria. En términos generales parecía estar bien. Pero no dejaba de poner los ojos como platos, mientras me daba palique. La razón una presión de 17/9, que apenas bajó en una segunda cata. ¿Estás nervioso?, insistía… “No especialmente… aunque esta mañana he visto a mi jefe”.
Después de un pequeño seguimiento, con el apoyo de una buena farmacéutica, acabamos por diagnosticar qué me pasaba. Mi patrón en estado de relajo es de 12/7: de manual. Pero en presencia del jefe me sube más de 4 puntos. Aunque no sea consciente, y aunque me considere pacífico externamente, trabajo habitualmente en estado de alta tensión.
¿Es nuestro entorno laboral un ámbito pacífico o de tensión? ¿Qué resultado saldría si hiciésemos esta prueba a las personas que dependen de nosotros?
Cuando te relajas, ese eres tú mismo, leía recientemente en “The Cutting Edge: el Arte Marcial en los Negocios” de Djorn Aris. Y he comprendido finalmente una observación negativa sobre mí, que hizo ese mismo jefe hace un año: “a veces te bloqueas”. Efectivamente me bloqueo ante su presencia. Y me vuelvo una persona mucho menos talentosa de lo que en teoría soy. Un ejemplo de poco aprovechamiento del talento, del personal de “altas capacidades”, como le gusta llamarme.
Cuando te relajas, ese eres tú mismo. Y voy entendiendo de qué va el tan tarareado Mindfullness y la absoluta necesidad de aprender a practicarlo. Y pido perdón públicamente por haber ridiculizado a uno de mis jefes anteriores, cuando intentó implantar una sesión de yoga en la oficina los viernes a primera hora. Yo acudía por otros motivos inconfesables.
Cómo este libro denuncia, en los entornos organizativos vivimos una situación de Presencia física y ausencia de Espíritu. Y para recuperar este Espíritu deberemos realizar un trabajo de centramiento, también en el plano físico. Como el premio Nobel de economía Daniel Kahnemann reconoce en su libro Thinking Fast, Thinking Slow, hasta los jueces de las más altas instancias se vuelven más o menos severos en sus sentencias dependiendo del calor o lo cansados que se sientan.
Estamos salvados –decía Benedetti- mientras los poetas se encuentren con su alma y con su cuerpo.
Es preciso alinear mente, emociones y corporeidad. Para poder acometer en condiciones las acciones directivas más esenciales. Como son tomar una decisión, enviar un email a una persona clave o llevar a cabo la entrevista de revisión del performance a un colaborador.
La dimensión cognitiva y analítica es sólo una pequeña parte del buen dirigir, y de la buena toma de decisiones. Para decidir bien es preciso pensar y recopilar información. Pero es más importante todavía captar la esencia de la situación, crear un relato, intuir, y conectar con los participantes.
Las decisiones no sólo se calculan, sino que se construyen, se imaginan y se sienten “in the guts”. Toda señal externa, entra por primera vez en el cuerpo en un área alrededor del corazón, y solo después se transmite al cerebro.
¿Cómo nos preparamos para las reuniones y para la toma de decisiones? ¿Cómo nos concienciamos ante una conversación importante con un cliente, o una charla interna supuestamente motivadora?
Nunca olvidaré un reportaje en que el gran mediático Pedro Ruíz contaba cómo se planteaba un día laboral ordinario. Para poder darlo todo a la noche en su programa, se lo tomaba con mucha calma, se levantaba tarde, hacía deporte, natación. Comía bien, escuchaba música, se relajaba. Tenía que cuidar su instrumento de trabajo: él mismo.
¿Verificamos que nos sentimos bien, con la mente clara antes de entrar a debatir?, ¿sin pretensiones de llevar el agua a mi molino, o de criticar determinada propuesta o persona? ¿En la reunión escucho a los otros para aprender? ¿Adopto una postura corporal adecuada y una buena ubicación?
Cuando te relajas, ese eres tú mismo. Los equipos directivos fracasan más por no aprovechar los talentos que tienen, que por andar cortos de él. Cualquiera de los Comités de Dirección que he conocido, bien avenido, bien pulsado, integrado, alberga una capacidad enorme no desplegada, por su situación crónica de apocamiento, vergüenzas y peleas.
Tomando las cosas con calma se puede lograr más. Vale la pena perder tiempo en un ejercicio de pacificación del alma y del cuerpo. Reducir duraciones y aumentar intensidades, es siempre una buena estrategia. Bajar el Ritmo. Menos es más.
Cinco minutos de plena presencia con un colaborador, de corazón, mirándole a los ojos, puede renovarle la confianza para los próximos cinco meses. Y una manifestación descentrada del Jefe estresado puede romper de forma irreparable la confianza de un colaborador talentoso.
Cuando te relajas, ese eres tú mismo. Como persona, como directivo o cómo equipo directivo. Si diriges de forma relajada, puedes lograr incluso que tus empleados recuperen lo talentosos que son. Y lleguen a ser sí mismos, incluso mucho más que sí mismos. Qué desarrollen todo su potencial oculto, bloqueado en los entornos de alta tensión en el que viven.
Ya, nada nuevo es este asunto. Sin embargo da para tirar de un hilo que llega a los motivos por los cuales hay una gran mayoría de la población, no sólo española sino a nivel mundial, que están desarmonizados y desestructurados en cuerpo, mente y alma.
El problema? Que confundimos felicidad y bienestar con dinero, y dinero con trabajo y tiempo. Sumado al hecho que somos todavía inmaduros como seres humanos en la edad que nos toca elegir nuestro futuro, condicionado además al resultado académico, ésto en el caso de los que hemos podido decidir y estudiar…
Qué esperamos de ello!!???
Pues muchas veces, cuando terminamos de madurar, o superamos el fracaso escolar, nos ponemos y conseguimos algo. Otros no tienen tanta suerte, y una mayoría queda enclaustrada en decisiones vitales tomadas cuando pequeñ@s de las que es difícil cambiar cuando adultos.
Un saludo.
Me haces pensar en ese dicho escolar: Si Estudias para Vivir, ¿Por qué te matas estudiando? Pero pienso que incluso a los 50 o más tarde, es tiempo de madurar si no se ha hecho antes. Gracias por tu aporte
Gracias Gabriel por este artículo, me parece muy adecuado e idóneo para la sociedad en la que vivimos.
La lectura de este post me parece un punto de partida para iniciar una vida más consciente basada en buscar cada día esos momentos de tranquilidad que realmente marcan la calidad de nuestras relaciones y de nuestra vida en general.
Podríamos empezar con que el Domingo lo vivamos como el día de paz que toca que sea. Después ganar el Sábado, a continuación el viernes, hasta llegar al «Thanks God is Monday». Muchas gracias Lupe del Baix Llobregat por tu aporte
Gabriel, tu artículo me hace pensar en la frase infinitamente utilizada de «buscar la felicidad». Muchas gente la busca sin saber por dónde empezar ni saber qué significa encontrarla, o simplemente qué significa. Pienso que solamente nos acercamos cuando en primer lugar encontramos la «Tranquilidad», para mí antesala de la Felicidad. Y para mi la tranquilidad la conseguimos con el equilibrio entre lo que pensamos, decimos y hacemos. Cuando están éstos alineados, estamos más cerca de todo esto. Y justamente éstos elementos son los que quedan perturbados cuando lidiamos, por ejemplo, con un jefe autoritario o al que «no le podemos» llevar la contraria. En éstos casos no podemos ser nosotros mismos, y por tanto empezamos a no RESPETARNOS a nosotros mismos. Si nos respetamos, empezamos a ser auténticos. Gracias Gabriel por volver a hacerme pensar en ello 😉
Me viene a la cabeza la definición de San Agustín de paz: Tranquilidad en el orden. Un orden que no es tanto material como mental y emocional. Las organizaciones, los jefes, deberían alinearse con este alma del empleados: sus necesidades profundas, sus potencialidades profundas.
También es interesante cómo la simulación, los juegos psicológicos, son desviaciones de la autenticidad. En este artículo no critico tanto a mi jefe como a mi mismo. Cuando alguien no dice lo que piensa o no piensa lo que dice es responsabilidad suya, al menos en parte. Gracias por tu aporte
Mi estimado Gabriel… recuerdo a tu padre hablar sobre este tema, solo que no se si se contradice o lo complementas. El mencionaba que la organización debería estar como «cuerda de violín» (no creo que fueran sus palabras pero si lo que entendi), en cierto nivel de «tensión» y lista para reaccionar ante un entorno, como disciplina militar. Incluso daba un ejemplo… si vas por un pasillo y ves a alguien inactivo, le pides que pase un objeto de un lugar a otro del mismo, y de regreso, si lo ves igual, le pides que lo devuelva a su lugar
Mi padre hablaba de las cuerdas de guitarra. Pero la anécdota es larga para explicar aquí. Lo que sí captas muy bien es la idea de que las organizaciones necesitan tener cierta tensión. Eres el primero que has sacado este importante concepto. Como casi todo en teoría de las virtudes (o de las competencias o como le quieras llamar) acaba en el punto medio aristotélico. Hay una tensión que destruye, pero también hay un ligero nivel de tensión que construye. No postulo el absoluto relajo. Seguramente hay que jugar también con el corto y el medio plazo, y con la capacidad de que el director transmita un mensaje que sea simultáneamente señal de confianza y de exigencia. Gracias por tu aporte
Lo fácil seria decir que cambies de jefe.
Creo que la tensión y los nervios en los momentos difíciles los ha puesto aquí la naturaleza por algún motivo.
Te hacen estar más despierto, más consciente de todo. Lo interesante y difícil es hacerlos jugar a tu favor.
Supongo, aunque no tengo ni idea, que una manera es concentrarse en este momento, no en todo el resto, el futuro, lo que puede pasar, sino poner toda esta energía en este instante o tarea concreta.
Muy bonita esta idea de que las emociones negativas transmiten un mensaje en positivo. Te veo de terapeuta sistémico Albert. Eres un sabio.
Interesante también el centrarse en los pequeños tramos de actividad. El hecho de que esté explicando esto es un signo claro de qué he tomado distancia del problema. Estoy aprendiendo a gestionarme. Muchas gracias por tu aporte
Gabriel buen articulo me ha recordado al dicho «visteme despacio que tengo prisa»
Buena metáfora para explicar el mismo fenómeno. Siempre que queremos tensar para sacar más más rápido, la cosa se bloquea. Es el principio del cinturón de seguridad. También podría aplicarse a un padre con sus hijos o al arts amatoria. Muchas gracias Raúl
El centramiento es un proceso intelectual y espiritual que una vez logrado resulta extremadamente equilibrante y pacificador. La mente se aclara y los beneficios son innumerables. Estamos en un entorno agresivo que altera el equilibrio fundamental individual y es importante hacer ejercicios periódicos de meditación trascendental para recuperar ese centramiento de mente cuerpo y espiritu .
En un texto de Ratzinger de hace tiempo, pillé la idea de que la aceleración es como un aire del diablo. Estamos en una sociedad que lo tiene todo, y con todo, se siente más insegura que nunca. Sé que tus pequeños ritos personales de centramiento, son lo que logra tu energía y alegría que no te detienen con los años. Gracias por todo tu apoyo
Tens raó, però falta més, t’explico el meu cas : jo tinc 9 persones treballant amb mi, desde fa un temps casi no apareixo per la feina, però treballo fora el laboratori, el meu ritme de treball és infernal, i tots els treballadors ho saben, cuan arribo al laboratori, en veuen atabalat, però el tracte que tinc amb ells es seré, i amb molt respecte envers ells, mai imposo el meu criteri però els hi faig veure el que penso, cuan m’ho discuteixen i veig que tenen raó mai als hi nego, i t’haig de dir que estan molt contents i donen tot el que poden de si, per tirar endavant el laboratori, i mai estem relaxats 😊
Els entorns actuals son de ritme alt. La gracia no és relaxar-se tumbat a una platja, sino a la jungla urbana. Tu personalment estàs molt sol.licitat com a especialista, gairebé no pots delegar en aquest aspecto. Però l´atabalament és més quelcom intern que extern. Tens un carácter que et permet sent bellugeta una actitud cordial com dius, que ho acabes d´arreglar amb la gran solució de la delegació.
Que bueno Gabriel el artículo y los comentarios que te ponen. Aún me sacude un poco la expresión de “gestión de incompetentes”, que en realidad bien explicas que no lo son. En realidad todo este asunto no se trata de “la incompetencia de la gestión”? Que sentido tiene hoy para nuestros jóvenes el concepto de jefe? Mis milenials hijos “pasan” de ellos si el “jefe” no deja de serlo para pasar a ser un “líder hands-on”, es decir que también curre como uno más … y triunfan, distinto , lo que está cambiando es el concepto de éxito y por lo twntonel de competentes e incompetentes . Sigue por este sendero que nada es igual a los 80, 90, 2K y antes. Abrazo!
Gracias por tus varios comentarios. Me haces pensar en el Síndrome del Sacrificio -que sucede tanto a nivel empresarial como en los padres respecto a sus hijos- nos atolondramos dando indicaciones, tratando de controlarlo todo. Si lo más probable y relajante es dejar que los jóvenes hagan las cosas a su manera, convertir el agobio del jefe en un input de debate horizontal del grupo.
Molt be. El problema es que alguns es relaxen molt i el rendiment tambe pero insisteixo Nomes algunes excepcions!!
Volvemos otra vez a la idea del punto medio. En México le llaman relajo al simple cachondeo. Hay una ligera tensión que te pone en marcha. La cuestión es activarse o desactivarse según el grado, la persona y la circunstancia. No caer en la dinámica de las falsas alarmas…. pero alarmas tiene que haber. Tienen también su función constructiva. Nunca he acabado un libro si alguien no me ha puesto un plazo. Gracias Xavier por tu aporte
Voy a intentar ir al maximo relajado!!!
👏👏
Gracias por tu entusiasmo Kiko, pero va a ser más práctico que te concretes en qué momentos y con qué técnicas vas a pacificarte cuando entres en conato de conflicto. Un recurso muy sencillo, que yo utilizo últimamente, tanto en casa como en el trabajo es irme al lavabo o levantarme cuando empiezo a engancharme. No podemos vivir siempre relajados, ni está claro que fuera deseado, pero tenemos la obligación de pacificarnos, para bien propio y de los demás, cuando empezamos a encendernos.
Muy interesante Gabriel .Es curioso q una consideración tan básica no se priorice en muchas ocasiones en los trabajos.
Está claro q para trabajar bien y rendir en el trabajo es necesario un buen ambiente , de lo contrario , un ambiente hostil o estresante repercute en la eficacia y la calidad de lo que haces … yo pienso tb en el ámbito de la medicina, q es dónde estoy.
Está demostrado que ejercicios de relajación en el ámbito médico disminuyen los errores médicos. Pero algunas sois amables y pacíficas a pesar del poco tiempo que tenéis por paciente. Gracias por tu aporte
Esta força be! I em serveix. En altres paraules en llati diuen: non multa, sed multum. Menys coses, pero mes a fons les que fem… Molt bon artcle, Gabriel, enhorobona!
Un latinajo del que soy devoto: No se trata de hacer muchas cosas, sino de hacer «mucho», con mucha intensidad, aquello que se hace. Vivimos atolondrados, reclamados por mil tareas insignificantes, llamadas, correos, whats, noticias. Es muy poco lo que se necesita para ser feliz y para ser eficaz. Pero debe hacerse con intensidad, con todo el corazón. Hacer sólo una cosa al día significativa, importante.